dimecres, de març 19, 2008

projecte manhattan


El círculo de Gilgamesh
Pintures de Samuel Salabarria
Horiginal Març-Abril 2008

Un projecte plàstic al voltant de la figura de l’heroi i les seves relacions amb el poder.

El pintor SAMUEL SALABARRIA (La Habana, 1964) planteja un paralel.lisme entre l’heroi Gilgamesh -protagonista del gran poema èpic- i un heroi dels nostres temps: John Wayne i la seva mort lligada a les primeres proves nuclears al desert de Nevada.

Openheimer, Howard Hugues, el projecte Manhattan, el film “The Conqueror”, les primeres proves nuclears d’efectes devastadors entre les tropes que les van presenciar de massa aprop i les consequències de la radiació sobre els actors i treballadors de ”The Conqueror” conflueixen en una història sorprenent i poc coneguda.

Samuel, presenta així el seu treball:
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Gilgamesh es un despótico rey de Babilonia que gobernó en la ciudad de Uruk, conocida en la Biblia como Erech (actual Warka, en Irak). Según la leyenda, los dioses escuchan las oraciones de los oprimidos ciudadanos de Uruk y envían a un hombre salvaje y brutal, Enkidu, que reta a Gilgamesh a una lucha sin tregua. Concluida la batalla, sin que ninguno de los contendientes resulte claramente victorioso, Gilgamesh y Enkidu se hacen grandes amigos, emprenden viaje juntos y comparten numerosas aventuras. Los relatos sobre su heroísmo y valentía al enfrentarse con bestias peligrosas se difundieron profusamente hasta llegar a nuestra época en forma de una de las más antiguas historias épicas.

La causa
Un informe desclasificado ha dado la cifra y ha cundido el espanto: 15.000 muertos, 2.000.000 de afectados, los héroes convertidos en víctimas, y las víctimas en héroes. Todo bajo la máscara del silencio mortal. La guerra fue y seguirá siendo un alimento codicioso y rentable para las naciones.

John Wayne, El HÉROE, el coloso de la imagen cinematográfica, inspirador del proyecto ideológico del poderoso imperio, símbolo visual, aquel que siempre representó la ley, el orden, la fuerza ante la justicia “…se adentraba en una tormenta de arena vestido de Mongol. Unos ventiladores gigantes simulaban una tormenta de arena y el actor fingía, actuaba y representaba la fuerza de la historia con la imagen de Genghis Kahn. Corría el año 1954 y en el Snow Cayon, Utah, se rodaba The Conqueror (El Conquistador de Mongolia). Unas 60 toneladas de tierra se removieron para recrear el paisaje asiático sobre un territorio ubicado a 150 Km. del desierto de Nevada, donde se llevó a cabo el mayor número de experimentos nucleares en los años cincuenta. En 1979 John Wayne murió de cáncer. También murió el director Dick Powell y la protagonista Susan Hayward. En 1980, 81 de las 220 personas que participaron en el rodaje habían muerto de cáncer.

Cuando los dos viajeros regresan a Uruk, Astarté, diosa protectora de la ciudad, proclama su amor por Gilgamesh. Éste la rechaza, y la diosa envía al Toro del Cielo (Toro de las Tempestades) para destruir la ciudad. Gilgamesh y Enkidu dan muerte al toro pero como castigo por participar en esta hazaña, los dioses condenarán a muerte a Enkidu.

Un científico declaraba a la revista The Defense Nuclear Agency People: “Por favor, Dios, que no hayamos matado a nuestro héroe John Wayne”. Casi un mes antes de la explosión de la bomba de Hiroshima, en la madrugada del 16 de julio de 1945, una zona desértica de Nuevo México recibió el estallido bautismal de la primera detonación nuclear en suelo estadounidense, era el comienzo de la epopeya del Gilgamesh de nuestro tiempo.
Más de 600 personas entre civiles y militares murieron debido al hongo atómico durante la operación Trinity. La bomba había sido construida en Los Álamos, por el físico Robert Oppenheimer. Horas después, el Coronel Stafford L. Warren, Director de Seguridad Radiológica del proyecto, escribía un memorando al General Grove, Director General del secretísimo Proyecto Manhattan: “La explosión se produjo a las 5:30 h. del día 15 de julio de 1945. La energía atómica fue mucho mayor que la esperada”. Entre los daños causados se reconocía la ceguera parcial de los observadores cercanos, innumerables daños materiales, muertes de animales, etc. El texto lleva el sello “Top Secret” y fue desclasificado en el año 1974.

Para entonces, leucemia, cáncer de tiroides, tumores antes no conocidos indicaban que algo no había salido como se esperaba: No conocían las consecuencias que provocaría la energía atómica desprendida por el invento asesino (el gadget, como lo llamaban los científicos) del Dr. Oppenheimer. La imagen del héroe fue destruida por la serpiente, por ese poder silencioso que hizo que nadie sospechara que más tarde provocaría la caída del héroe. Los dioses no escucharon al científico que rogaba por John Wayne y mataron al héroe.

Tras la muerte de su amigo, Gilgamesh recurre al sabio Utnapishtim para descubrir el secreto de la inmortalidad. El sabio, tras muchas vacilaciones le revela a Gilgamesh que en las profundices del mar hay una planta que confiere la eterna juventud. Gilgamesh se sumerge en las aguas y encuentra la planta. Pero, de regreso, una serpiente se la roba y el héroe, desconsolado, regresa a Uruk donde muere.

¿Qué pasó con el héroe y su gesta? Puesto que nada es fortuito, debe señalarse que la última imagen que vio el héroe, antes de reventarse contra el doloroso y macizo colchón de arena, fue una repetición, replicadas en un nivel máximo de significaciones, de aquella que había divisado justo antes de comenzar la caída: Los límites del desierto de arena que se perdían entre los brumosos contornos, las hermosas líneas de dunas que prometían una salida del sol que nunca llegaría desde el suelo abrasador y el gélido viento del paisaje del desierto; en tanto que, hacia el lado opuesto, en dirección al Sur, se multiplicaban los cascos de los hombres parados frente al fortísimo destello de los cien soles de luz y quedaban ciegos a su condición de héroes de primera fila. Todos estos héroes se multiplicaron a lo largo del tiempo. De hecho, jamás un grupo de soldados había estado tanto tiempo frente a la Tormenta del Cielo, pero la tormenta veraniega de aquel mes había desbancado todos los cálculos y los de Reparaciones trataban de adecentar las comunicaciones que habían enmudecido. De las tormentas nada se sabía en la proximidad de la tranquilidad, sin embargo, a medida que se aproximaban a la raíz del problema, los desastres se hacían más visibles. A veces, cinco minutos es demasiado tiempo, sobre todo cuando te ves obligado a pasarlos con algo tan inquietante como una nube arenosa delante de tus ojos, irritados todo el tiempo. La mejor manera de explicarlo es sugerir un paisaje repleto de amarillos desérticos, apagados por la noche, luz de luna, inmenso cielo estrellado. Un paisaje nocturno que ocupe casi la mitad del espacio, como si se estuviese observando una fotografía.. A continuación un estallido ensordecedor y todo se torna en luz de miedo, el viento trae la onda expansiva, absolutamente arrasador y, luego, un hongo maligno que va viajando lentamente, de altura igual que el cielo, sin término hacia izquierda o derecha: La Niebla y luego el ahogo, el malestar y la muerte.